EL AMOR ES MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS

Fantasmas dispersos

Título original: LOUDER THAN BOMBS Nacionalidad: Noruega Año de producción:  2015 Dirección: Joachim Trier Guion:  Joachim Trier. Eskil Vogt Producción: Coproducción Noruega-Francia-Dinamarca; Bona Fide Productions/Memento Film Production/ Motlys/ Arte France Cinéma Fotografía: Jakob Ihre Música: Ola Fløttum  Reparto: Jesse Eisenberg. Gabriel Byrne. Isabelle Huppert. David Strathairn. Rachel Brosnahan. Devin Druid. Amy Ryan. Ruby Jerins		 Duración: 105 min.Ya habíamos tenido ocasión de conocer algo de la obra del realizador noruego Joachim Trier, a través del largometraje Oslo, 31 de Agosto (Oslo, 31. August, 2011), que fue presentada en el Festival de Cannes, en la Sección Un Certain Regard, sobre las batallas a las que tenía que enfrentarse un drogadicto, obteniendo en general buenas impresiones. En esta ocasión, también proyectada en Cannes, pero en la Sección Oficial, Joachim Trier explora, con su nueva propuesta, a una familia, padre y dos hijos, que se reúnen nuevamente en la vivienda familiar, con ocasión de la inauguración de una exposición, recopilatoria de la obra de la esposa del primero y madre de los jóvenes, la fotógrafa de guerra Isabelle Reed, fallecida tres años antes.

El film nos ha traído a la memoria la película, precisamente, de otro realizador noruego, Erik Poppe, que en su obra Mil veces buenas noches (Tusen ganger god natt, 2013), nos acerca a la existencia de otra fotógrafa de guerra, Rebecca, representada por la francesa Juliette Binoche, que debe enfrentarse a los dilemas que surgen entre el trabajo adictivo y la vida familiar.

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Si en una de las últimas críticas realizadas en este blog, la de la película irlandesa Brooklyn, del director John Crowley (2015), nos lamentábamos de su exquisito clasicismo, con el que no conseguía despertar el interés y terminaba por asemejarse a otros films, dejando la impresión de ya visto otras muchas veces, en esta ocasión, con el largometraje de Joachim Trier, se peca de lo contrario: la utilización de herramientas cinematográficas rompedoras son diversas, no se escatima en ello: flashbacks continuos, sueños que parecen reales o viceversa, pensamientos expresados con voz en off, la misma escena repetida desde distintos puntos focales, espejos que reflejan aquello que no nos gustaría ver…, pero todo ello, lamentablemente, no conduce a despertar el interés del espectador, a pesar de que se le mantenga en una buena predisposición, y esté esperando que los acontecimientos terminen de tomar sentido a lo largo de todo el metraje. Creemos que el fallo se puede achacar a un guion demasiado disperso, que pretende abarcar excesivos problemas, sin terminar por definir, pulir y redondear lo principal, el motivo conductor del film.

Mediante un tono naturalista, y una banda sonora muy discreta, Joachim Trier juega sus piezas con esta película desestructurada, de frecuentes saltos temporales que nos recuerdan al cine del mexicano Alejandro González Iñárritu (nos referimos a sus primeras propuestas), o al del canadiense de origen armenio, Atom Egoyan.

La obra combina el traumático suceso del fallecimiento de la esposa y madre, con problemas diversos: la timidez adolescente, retraimiento y problemas de adaptación al medio, además del enfrentamiento con los primeros deseos amorosos o sexuales del hijo menor, Conrad; el estado de desconcierto vital del hermano mayor, Jonah, enfrentándose a su reciente paternidad y a las dudas en el acierto en la elección de pareja, mostrando al mismo tiempo una evidente falta de compromiso y responsabilidad; el padre, Gene, cuyos métodos educativos con su hijo menor no parecen los más acertados, teniendo en cuenta además que se dedica a la docencia, desorientado en sus relaciones sexuales y familiares. Y falta la cuarta pata de la silla, para que deje de cojear, aunque no se consigue: el perfil de la madre fallecida, de Isabelle, de la fotógrafa comprometida, de la que no terminamos sabiendo, quizá solo intuyendo, si el amor es más fuerte que las bombas, porque el guion, intencionadamente o no, se nos presenta ambiguo. Es el cuarto personaje, ya no presente en este mundo, pero absolutamente relevante en imágenes, pensamientos y decisiones vitales.

El largometraje, aún siendo una coproducción entre Noruega, Francia y Dinamarca, se desarrolla en Nueva York, y los personajes se comunican en el idioma inglés.

6b4954256118f943f3e08eb7e72c9ed1Las interpretaciones se presentan sobrias, adusto y sombrío Gabriel Byrne como Gene, progenitor y viudo, fragmentaria y abstraída la actriz francesa Isabelle Huppert en su papel de fotógrafa, y correctos pero sin conseguir despertar excesivos sentimientos en el espectador los dos hijos, Jesse Eisenberg y Devin Druid.

Por cierto, un pequeño inciso: el responsable de la traducción del título al castellano, parece que haya pretendido optar al Oscar por el título más largo de la historia del cine.  No creemos que haya estado precisamente acertado en ese estiramiento del título original.

No acabamos de entender el juego que aborda Joachim Trier, creemos que totalmente consciente, de intentar confundir, sacando o metiendo personajes de más o de menos en un vehículo, sin continuidad alguna o adormeciéndote mientras conduces. Capítulo aparte merece el intento de aligerar el drama con pequeños momentos de humor metidos con calzador, algunos de ellos muy estrechos y hasta casi obscenos. ¿Que han confundido el nacimiento de un hijo con el cáncer de la esposa? No importa, aguantamos, sin inmutarnos, el interés ajeno por si ya ha empezado la caída del cabello en la pareja.

Nos enfrentamos a un mundo de mentiras, secretos y mentiras, muchas provocadas por la confusión, sobre lo que siento, sobre lo qué realmente conozco y oculto, de lo que hago y con quien me relaciono.  Vidas desorientadas que luchan con la dicotomía en la personalidad, con el sentimiento de pérdida y con la confusión vital, y que se rodea con muy válidos y atrayentes recursos cinematográficos, pero que termina resultando casi arrogante ante la falta de consistencia en lo definitivamente plasmado.

Trailer:

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