PAULINA

Voluntad desconcertante

Título original: La Patota Nacionalidad: Argentina Año de producción:  2015 Dirección: Santiago Mitre Guion:  Santiago Mitre y Mariano Llinás Producción: Coproducción Argentina-Francia-Brasil; La Unión de los Ríos. Lita Stantic Producciones. Telefónica Studios. Story Lab. Full House. VideoFilmes Fotografía: Gustavo Biazzi Música: Nicolás Varchausky Reparto: Dolores Fronzi. Oscar Martínez. Esteban Lamothe. Cristian Salguero. Verónica Llinás. Laura López Moyano Duración: 103 min.Paulina Vidal es una joven abogada, prácticamente recién licenciada, que ha empezado a ejercer como letrada en la asistencia jurídica del turno de oficio, está en camino de acabar el doctorado, tiene novio desde mucho tiempo atrás, y se dispone a comunicar a su padre, juez de profesión y destinado en la zona de Misiones, su intención de abandonar durante una temporada su carrera y estudios, y dedicarse al apoyo del inicio de un plan de formación política y educación ciudadana en las escuelas de la zona. Todo ello lo sabemos en los primeros minutos de la película, en un plano secuencia de casi diez minutos , que se detiene en un largo bis a bis entre padre e hija, en el despacho del primero, discutiéndose las razones y sinrazones de la decisión.

El director argentino, Santiago Mitre, tras su galardonada ópera prima en el largometraje, El estudiante (2011), se centra en esta ocasión en realizar una nueva versión del film La Patota (también conocido como Ultraje), del director Daniel Tinayre, realizada en el año 1960. Traducida esta nueva adaptación en su exhibición en Europa con el nombre de la protagonista, su original, La patota, significa en lunfardo pandilla o grupo de jóvenes que realizan acciones ilegales, o que se consideran negativas. La película de Mitre fue estrenada en el último Festival de Cannes, obteniendo galardones, tanto en el mismo, como en el Festival de San Sebastián, donde posteriormente fue exhibida en una de sus secciones.

Paulina y su padre película PaulinaEl film resulta un ejercicio encomiable en puesta en escena, desarrollo narrativo, interpretaciones, y en su pretensión de indagar con la cámara en las motivaciones de profundas decisiones que van a tener que ir tomando sus personajes. La nueva tarea de maestra rural a la que se va a dedicar Paulina, gira a derroteros insospechados, tanto en las acciones que transcurren como en las resoluciones que se adoptan. El recorrido  no se nos muestra lineal. Partiendo de distintos puntos de vista narrativos, introduciendo saltos temporales y repetición de escenas desde distintos ángulos, el realizador, sabiamente, nos va sumergiendo en un mundo rural empobrecido, violento, sin fundamentos educacionales ni metas estimables que perseguir. Estamos ante un universo en donde conviven la violencia del pueblo con la de las autoridades, un mundo que Paulina desconoce y teme internamente, aunque intente aparentar valentía y dominio de la situación.

Santiago Mitra va acercando su objetivo, poco a poco, cada vez más y más cerca a la cabeza de sus personajes, intentando penetrar en el laberinto de sentimientos y pasiones que las situaciones y decisiones generan. Llega un momento en que intentas entender, no ya compartir, las posturas que se van adoptando, pero nos perdemos en disquisiciones, y ni siquiera logramos desarrollar una mínima comprensión con las motivaciones que van arrastrando a Paulina, sopesando además su formación y el instinto que debería guiarle con naturalidad. Parece que termine aspirando a convertirse en el Cristo de Misiones, llevando la cruz de la inmundicia a cuenta del resto de la humanidad.

Dolores Fronzi es Paulina, soberbia y coherente con el personaje que interpreta y sus incomprensibles decisiones, llevando con oficio la carga de terminar resultando una “heroína” que despierta poca complicidad. Ya la acabábamos de ver en la película Truman, de Cesc Gay (2015), en un papel secundario y muy diferente, y en esta ocasión, nos muestra que es una gran actriz, capaz de caracterizar cualquier registro que le imponga la obra que represente. Excelente encarnación de una mujer concienciada, reflexiva, tozuda, que intenta comprender su entorno y que no se detiene ante nada, sobrellevando con arrojo y osadía sus personales decisiones. Fernando, el juez y padre, interpretado por el actor bonaerense Oscar Martínez, resulta eficaz y solvente en su actuación, tierno y protector con su hija y fiel reflejo de una progresía en la opulencia, convencido de que ha pasado su tiempo, por edad y condiciones sociales, para andar de “mochilero” protegiendo derechos humanos. Consigue desprender por todos los poros amor, sensibilidad y desesperación. Nos gustaría destacar también un personaje secundario, la tía de Paulina, Verónica Llinás, que resalta y se recuerda en una breve aparición de familiar cercano que acoge a la protagonista, le respeta, e intenta que se evada, rescatando fantasmas familiares que sólo le ocupan y preocupan a ella. Entre los actores se encuentra Esteban Lamothe como el novio, que resaltamos porque nos ha traído a la memoria la circunstancia de que últimamente hemos visto algunos films de hombres jóvenes que, curiosamente, o huyen de los problemas que han generado, o bien porque no los han generado huyen de ellos. ¿Reflejo de que algo está pasando? Reseñables también Laura López Moyano como compañera afectuosa y hospitalaria, y Cristian Salguero, Ciro, dando vida a un lugareño ceñudo, violento y protegido por una máscara arisca e impenetrable.

Foto 2 PaulinaNo faltan meditaciones sobre el funcionamiento de la justicia, de cómo se organiza, de cuales son sus objetivos y de cómo los obtiene. Y tampoco se prescinde de frases lapidarias que intentan encajonar algo tan complejo y vasto, en lemas más acordes con detestables y falaces campañas políticas, como la que sostiene Paulina sobre la finalidad de la justicia de buscar culpables y no la verdad, cuando por medio están implicados personas de escasos recursos económicos.

A través de una fotografía muy naturalista de Gustavo Biazzi, trabajando precisamente en su tierra natal, el director Santiago Mitre, en largos y ponderados planos, nos propone un ejercicio de reflexión profunda ante la incomodidad y rechazo que genera las polémicas y antipáticas vueltas de guion. Destacar también por último ese estremecedor final, esa cámara inquieta con Paulina pensativa, totalmente introspectiva, y las luces de la sala del cine que se encienden, abren la puerta de emergencia, y una empleada empieza a limpiar los restos de palomitas que otros espectadores han tenido a bien masticar durante toda la proyección, obviando quizás el proceso de digestión que probablemente se esté produciendo a las cuatro de la tarde, y Paulina sigue caminando…No pararemos de rellenar hojas de reclamaciones, hasta que nos dejen ver enteras las películas, incluidos los títulos de crédito, cuya entrada, por cierto, hemos costeado al completo, sin descuentos por reducción de tiempo de  exhibición.

Tráiler:

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