LOVING

  Guarida ante la barbarie

Título original: Loving Nacionalidad: Estados Unidos Año de producción:  2016 Dirección: Jeff Nichols Guion: Jeff Nichols Producción: Big Beach Films / Raindog Films Fotografía: Adam Stone Música: David Wingo Reparto: Joel Edgerton, Ruth Negga, Michael Shannon, Marton Csokas, Nick Kroll, Jon Bass, Bill Camp, David Jensen, Alano Miller, Sharon Blackwood, Chris Greene Duración: 115 min.

Al director y guionista Jeff Nichols lo conocíamos por su anterior obra del 2011, Take Shelter, en donde nos adentró en un terreno amenazante, produciendo un malestar muy turbador, mediante un mundo que se presiente como apocalíptico. En esta ocasión, se sitúa en el estado de Virginia, Estados Unidos, año 1958. Una joven pareja, Mildred y Richard están enamorados, ella se encuentra embarazada, y pretenden casarse. Pero los planes se enfrentan con un “pequeño” problema: nuestros protagonistas son de razas distintas, él es blanco y ella negra, y las leyes del estado prohiben el matrimonio interracial, e incluso la cohabitación.

Lamentablemente, no estamos ante una obra de plena ficción, sino que está basada en hechos reales. En 1924 se aprueba en Virginia (legislaciones similares rigieron en más de quince estados durante muchas décadas del siglo XX), la llamada “Ley para la Preservación de la Integridad Racial”, con la que se prohibía y consideraba un delito que los blancos se casaran con humanos de otras razas, también se otorgaba la categoría de delito el acudir a otro estado en donde sí se permitieran dichos matrimonios, y trataba como ilegítimos a los hijos nacidos de uniones interraciales, pretendiendo con todo ello evitar la “contaminación” de la raza blanca con la negra, preservando su buen desarrollo biológico. La pena por contraer dichos matrimonios oscilaba de uno a cinco años de prisión. Qué triste y qué necesario es echar un vistazo a nuestra reciente historia, que parece salida de una novela de ciencia ficción.

 Loving. Foto 1

Con estos antecedentes legales en vigor, y en el entorno social que pueden imaginar que conlleve a semejantes normas, el realizador Jeff Nichols pretende centrarse en la  pareja protagonista, en la relación entre ellos y con su prole, en los sucesivos años en que deben acomodar su existencia en común con las prohibiciones imperantes. El director, recurriendo en mayor medida al silencio, a la ausencia de gestos que a las grandes manifestaciones grandilocuentes, se afana en mostrar la evolución de la existencia de estos seres humanos, condenados por el color de su piel y prácticamente desbordados por la discriminación. Y lo hace con preferencia de primeros planos, y con una cámara en general estática.

El título del film, Loving, se corresponde con el apellido de Richard (y por derivación, del de su mujer). Nunca llegaremos a entender que dicho privilegio masculino y abandono de sus raíces por parte de las féminas siga implantado y conservándose como costumbre, sin grandes problemas de voces discordantes, no solo en el mundo anglosajón, sino incluso en otros países europeos que son tenidos en la más alta consideración en progresismo sobre igualdad de derechos. Sí, ya sabemos que en la mayoría de los casos se tiene la opción de elegir en no convertirse, al menos nominalmente, en un apéndice del marido, pero no parece que el asunto inquiete en demasía a las mujeres. Y la misma reflexión podríamos abrir sobre el apellido de los hijos, ya se mantenga únicamente el de uno de los progenitores, ya se conserven los dos primeros de los mismos, aunque ya sabemos normalmente en qué orden. El tema a algunos les parecerá baladí, pero personalmente lo encontramos bochornoso. Si en España se da ya en la actualidad la posibilidad de elegir el orden, en la práctica no deja de ser más que una norma florero que escasamente se utiliza. Lo más igualitario y dirigido a ir derribando barreras, sería establecer un sorteo obligatorio en el Registro Civil en el momento de inscripción del nacimiento. En fin, solo es una idea, pero todo paso hace camino.

 Loving. Foto 2

Volviendo al largometraje, Loving es el apellido del matrimonio protagonista (significa en castellano amoroso), y precisamente es ese sentimiento el que  encontramos desarrollado a lo largo del filme, el amor que sostiene a una pareja frente a una realidad inhóspita, mientras se van insertando escenas, de cuando en cuando, para ofrecernos la historia judicial que aconteció en la realidad, a dosis mínimas, pero que además de que las consideramos necesarias si lo que se pretende es no olvidar lo que no interesa, imaginamos que ayudaría para obtener también una mayor financiación en la producción.  Abogados, fotógrafos, periodistas, jueces, policías…Todos ellos están envolviendo y acechando al núcleo amatorio que han conseguido construir Richard y  Mildred, algunos con el uso de una violencia invasiva, otros en la búsqueda del “reportaje”, otros tantos intentando llegar a la cúspide mediante la declaración de inconstitucional por la Corte Suprema de normas estatales; algunos llevados por sus propios sentimientos racistas, otros por ambiciones personales, y unos pocos, los que por supuesto merecen nuestra más sincera admiración, aquellos que se mueven en búsqueda de avances sociales básicos y fundamentales. En cualquier caso, dada la condición humana, resulta difícil que  nuestros móviles no se dispersen en motivos varios, si además, ello no perjudica  a propias convicciones. 

 Loving. Foto 3

Richard y Mildred son interpretados por Joel Edgerton y Ruth Negga. El primero nos ofrece una actuación magnífica desde el silencio y la resignación, mostrando con sencillez y sobriedad los fuertes e intensos lazos que le unen a su mujer, en su principal pretensión de que consiguieran seguir viviendo unidos en la invisibilidad. Paradójicamente, Mildred, la que en un primer momento podría haber parecido la que mostrara la faceta más tímida y humilde, se va creciendo con la ignominia, convirtiéndose en una mujer combativa, aunque siempre atenta a las reacciones y deseos de Richard. Mildred evoluciona hacia un ser valeroso que aprende a sacar fortaleza y enfrentarse a los caminos rocosos y enrevesados, en sus facetas judiciales, policiales y sociales, con los que va a tener que ir sorteando. Dicho personaje también está encarnado con acierto por Ruth Negga, a la que, posiblemente, quizá como pocas veces en su vida, por aquellos temas de cuotas, le haya beneficiado el color de su piel para que esté nominada como Mejor Actriz Protagonista en los próximos Óscar. Por cierto, hemos incorporado a este artículo una foto en donde se comparan a los verdaderos Loving, y a los actores que los han interpretado en pantalla. Resulta asombroso el parecido físico que consiguieron con sus magníficas caracterizaciones.

Lo que más nos ha atraído de la película, como más o menos ya se debe haber intuido,  no ha sido la historia de amor en la que se centra, aunque se agradezca que  esa orientación escape de la típica película de índole comercial hollywoodiense.  Si bien la relación entre Mildred y Richard es preponderante, nos quedamos con sus alrededores, aquellos blancos/as o negras/os, familiares o amigos, que juzgan pero no opinan, a menos que se les requiera su parecer por los interesados. Y el resultado es triste, muy triste. ¿Habían ustedes nacido en los años sesenta?¿Poco después? Bueno, es lo mismo. Vivido o imaginado, retrotraigan su mente a la década de los sesenta, y vean lo que encuentran en el país que ha dominado y parece que seguirá dominando el planeta. Y nunca deberíamos dejar de agradecer a aquellos grupos o instituciones, que gracias a su anónimo y algunas veces desinteresado esfuerzo (económicamente hablando), consiguieron hitos que actualmente parecen nimiedades, por lo obvio que nos resulta su normalización. Y tampoco queremos olvidar a todos aquellos seres humanos, blancos, rojos, negros o amarillos, que tuvieron que adaptar o arruinar sus vidas por leyes que chocaban contra derechos básicos innatos, independientemente de razas, sexos o religiones.

 Loving. Foto 4

Fue en el año 1967, el 12 de junio, cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos, dictó una resolución por la que declaraba inconstitucional la ley contra los matrimonios mixtos interraciales en Virginia, lo que también hizo que se fueran terminando prohibiciones semejantes que todavía existían en otros dieciséis estados del país. Alabama posee el honor de ser el último en dejar libertad para contraer matrimonio con una persona de raza diferente, mediante un referéndum que se celebró en el año 2000, y que contó con el 40% de votos en contra de abolir la prohibición.

Tráiler:

https://youtu.be/zHj2Vy5eAM8

2 comentarios

  • Luis S. dice:

    Es cierto que si echamos un poquito la vista atrás, podemos encontrar verdaderas bajezas y atropellos en el país más poderoso del planeta. Pero si miramos a otros países y continentes, me temo que lo que veríamos sería aún más deprimente.

    Lo bueno de todo esto es que hemos ido progresando en estas cuestiones, tanto en los EEUU como en Europa y en otros lugares (no en todos, desde luego). Y hay que reconocer que en los EEUU, antes o después, siempre hay alguien dispuesto a escribir un libro o hacer una película retratando injusticias manifiestas. Esto se puede hacer en los EEUU porque, guste más o menos, sigue siendo una democracia (a menos que Trump confirme los más angustiosos temores). Ya me gustaría a mí que todos los países hiciesen libros y películas denunciando situaciones que allí se viven…

    Un saludo y, ya sabes, pásate por mi página de visita cuando quieras.
    Luis S.

  • Hola, Pilar, buenas noches; aunque no puedo entrar en valoraciones sobre la peli (porque no la he visto), sí que comparto en buena medida tu análisis socio-político de fondo, con el que vengo a concidir en buena medida. Ah, y más allá de coincidencias o discrepancias, un magnífico texto. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

    P.S. tengo pendiente de escribirte un correo, aunque ya te adelanto que sería para mí una alegría el disponer de un enlace a mi blog en este tuyo. Gracias anticipadas.

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